Autocrítica rigorista y desmesurada que
la mantiene en un estado de insatisfacción consigo misma.
Hipersensibilidad a la crítica, por la
que se siente exageradamente atacada, herida; echa la culpa de sus fracasos a
los demás o a la situación; cultiva resentimientos pertinaces contra sus
críticos.
Indecisión crónica, no por falta de
información, sino por miedo exagerado a equivocarse.
Deseo innecesario de complacer, por el
que no se atreve a decir NO, por miedo a desagradar y a perder la
benevolencia o buena opinión del peticionario.
Perfeccionismo, autoexigencia
esclavizadora de hacer "perfectamente" todo lo que intenta, que conduce a un
desmoronamiento interior cuando las cosas no salen con la perfección exigida.
Culpabilidad neurótica ,por la que se
acusa y se condena por conductas que no siempre son objetivamente malas,
exagera la magnitud de sus errores y delitos y/o los lamenta indefinidamente,
sin llegar nunca a perdonarse por completo.
Hostilidad flotante, irritibilidad a
flor de piel, siempre a punto de estallar aún por cosas de poca monta, propia
del supercrítico a quién todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le
decepciona, nada le satisface.
Tendencias depresivas, un negativismo
generalizado (todo lo ve negro: su vida, su futuro y, sobre todo, su sí mismo
) y una inapetencia generalizada del gozo de vivir y de la vida misma.